Igual te agradezco, me diste la primer pista para encontrar como terminar esto.
De acá en adelante depende de mi.
Siempre tuve la fuerza que arrastra montañas, me considero así. Y esto no es más que uno de esos golpes, de esos que te endurecen y fortalecen el alma.
Bienvenido sea, el aprendizaje. Pero como se llenan de callos las manos después de tanto escalar a la intemperie. La clase de lastimaduras que cortan la piel y hacen que se vaya curtiendo. Ya no tengo más mis manos de jovencita. Supongo que será de tanto avanzar.
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